17
Desesperados sueños.
Miré el reloj y ya era tarde, ¿Tarde para que? Para nada. La NADA me esperaba como siempre, ansiosa por robarme la insuficiente cordura.
La nada, mi refugio
La nada, mi realidad.
La nada, la negación.
¿En que hay más verdad, en los sueños o en la realidad?
Tomé un ultimo respiro antes de incorporarme, limpié el sudor de mi frente con mis manos y puse mis pies descalzos sobre el suelo frió y áspero, di dos pasos y algo golpeo mi cara. Debió ser la realidad, pensé, luego alcé la mirada y mi lámpara parpadeo por tres segundos, para luego apagarse […una intermitente imagen surgió en su mente… el filo de la lámpara incrustándose en su frente…]